Antonio Gisbert, "Fusilamientos de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga", 1888
Cuando Gisbert pintó este cuadro realizó un alegato en defensa de la libertad, gritando contra el autoritarismo. No debemos olvidar que Gisbert estaba vinculado al partido progresista por lo que este gran lienzo se convertiría en icono de su tiempo. El cuadro fue encargado por el gobierno liberal de Mateo Sagasta, durante la regencia de María Cristina, para servir de ejemplo de la defensa de las libertades a las generaciones futuras. José María Torrijos había sido capitán general de Valencia y ministro de la Guerra durante el Trienio Liberal, teniendo que exiliarse al recuperar Fernando VII el poder. Desde su exilio en Inglaterra intentó en varias ocasiones sublevarse contra el monarca. Un gobernador le ofreció su apoyo si embarcaba desde Gibraltar hacia Málaga con 60 de sus hombres, apoyo que se convirtió en traición. Tras su apresamiento, fueron fusilados en las playas malagueñas, por delito de alta traición, sin juicio previo.
Los prisioneros que van a ser ejecutados se alinean en pie y maniatados, de frente al espectador, esperando el próximo momento de la muerte. Torrijos encabeza el grupo. Los frailes tapan los ojos a aquellos que lo solicitan mientras uno de ellos lee en voz alta textos sagrados. En primer plano se hallan los cadáveres de los primeros ajusticiados, recurso de inevitable recuerdo goyesco. El fondo está ocupado por los soldados que esperan las órdenes para continuar con la ejecución.
(Información tomada de internet)