sábado, 1 de febrero de 2025

CLÁSICOS ALFAGUARA

 

"La hermosa joven se arrodilló y se inclinó sobre mí, con maligna satisfacción. Había en ella una voluptuosidad deliberada que era a la vez excitante y repulsiva, y al arquear el cuello llegó a lamerse los labios como un animal, hasta que pude ver a la luz de la luna la humedad que brillaba en los labios escarlatas y en la roja lengua con la que se lamía los dientes rojos y aguzados. Su cabeza descendía cada vez más... cerré los ojos en éxtasis y esperé".

Bram Stoker, Drácula.


"Hans dirigió la bajada dando rodeos al cono para facilitar el descenso. Había que caminar sobre rocas sueltas que se precipitaban a cada paso al fondo del abismo, levantando un eco extraño. A pesar de todo, el camino se hizo sin incidentes, salvo la caída de un fardo de cuerdas que se le escapó a uno de los islandeses y fue a caer al fondo del cráter".

Julio Verne, Viaje al centro de la tierra.


"Poco después se encontró Tom con el paria infantil de aquellos contornos, Huckleberry Finn, hijo del borracho del pueblo. Huckleberry era cordialmente aborrecido y temido por todas las madres, porque era holgazán, y desobediente, y ordinario, y malo..., y porque los hijos de todas ellas lo admiraban tanto y se deleitaban en su velada compañía y sentían no atreverse a ser como él. Tom se parecía a todos los muchachos decentes en que envidiaba a Huckleberry su no disimulada condición de abandonado y en que había recibido órdenes terminantes de no jugar con él".

Mark Twain, Tom Sawyer.


"Existe una cosa muy misteriosa, pero muy cotidiana. Todo el mundo participa de ella, todo el mundo la conoce, pero muy pocos se paran a pensar en ella. Casi todos se limitan a tomarla como viene, sin hacer preguntas. Esta cosa es el tiempo.

Hay calendarios y relojes para medirlo, pero eso significa poco, porque todos sabemos que, a veces, una hora puede parecernos una eternidad, y otra, en cambio, pasa en un instante; depende de lo que hagamos durante esa hora.

Porque el tiempo es vida. Y la vida reside en el corazón".


Michael Ende, Momo.


"El día en que Mary Lennox llegó a la mansión de Misselthwaite para vivir con su tío, todos pensaron que era la niña más repelente que jamás hubieran visto. Y era cierto: tenía el rostro afilado, su cuerpo era delgado, los cabellos sin brillo y lacios, la expresión agria. Su pelo era trigueño, y su faz también era del mismo color. Había nacido en la India y siempre había sufrido alguna enfermedad. Su padre había desempeñado allí un cargo oficial del gobierno británico y había sido siempre un hombre muy ocupado y enfermo; su madre había sido una mujer hermosa a la que únicamente le gustaba ir a fiestas y divertirse con gente. Nunca quiso tener una hija, así que cuando nació Mary la entregó a una ama, a la que se le explicó que para complacer a la memsahib, o la señora en idioma hindi, se tenía que evitar a toda costa que viera a la pequeña".

Frances Hodgson Burnett, El jardín secreto.