La vida ante sí, publicada con el seudónimo de Émili Ajar.
"Por la noche cuando se arreglaba para salir con su peluca rubia, zapatos de tacón alto, pendientes, su hermosa cara negra con las cicatrices del boxeo, el jersey blanco, bueno para marcar el busto, una bufanda rosa para disimular la nuez que está muy mal vista entre los travestis, la falda abierta por el costado y sus ligas, realmente parecía una mujer. A veces desaparecía uno o dos días por Saint-Lazare y volvía agotada y despintada. Entonces se acostaba y tomaba un somnífero, porque no es verdad que acabe uno por acostumbrarse a todo. Un día la policía estuvo en su casa buscando drogas, pero era una injusticia; unas compañeras, envidiosas, que la habían calumniado. Les hablo ahora de cuando la señora Rosa podía hablar y conservaba toda la cabeza casi siempre, menos cuando se interrumpía a la mitad y se quedaba con la boca abierta y la mirada perdida, como si no supiera quién era ni dónde estaba y qué estaba haciendo allí. A esto lo llamaba el doctor Katz estado de embotamiento. Le daba muy fuerte y cada vez más a menudo, pero todavía preparaba muy bien su carpa a la judía. La señora Lola subía todos los días a preguntar y cuando el Bois de Boulogne marchaba bien nos daba dinero. Era muy respetada en el barrio y al que se permitía alguna impertinencia, le sacudía."
La habitación enorme.
"—¡En nombre de la República Francesa, dale algo de comer a
este gran criminal!
Y, por primera vez en tres meses, probé Comida.
S-1 se sentó a mi lado, abrió una enorme navaja y se puso a comer, tras
haberse quitado previamente el casco de acero y desabrochado el cinturón.
Uno de los recuerdos más agradables relacionados con aquella
irrevocable comida es el de una mujer grande, amable y fuerte que
entró con mucha prisa y al verme exclamó:
—¿Qué es eso?
—Es un americano, madre —contestó s-1 con la boca llena de
patatas fritas.
—Pourquoi qu’il est ici?
La mujer me tocó en el hombro y se convenció de que era real.
—El buen Dios sabrá sin duda la razón —dijo
s-1 agradablemente
—. Yo no, pues soy el…
—Ah, mon pauvre25 —dijo esta bellísima persona—. Aquí vas a ser
un preso. Cada preso tiene una marraine, ¿entiendes? Yo soy su marraine.
Los quiero y los cuido. Bueno, escucha: seré también tu marraine."
El pabellón de oro.
"Kashiwagi sólo se distinguía de los demás cuando caminaba: sentado, no se diferenciaba en nada. Su pálido rostro mostraba una cierta belleza severa; una belleza intrépida, como la de ciertas mujeres bonitas, que para nada se veía menoscabada por su defecto físico. Los contrahechos, como las mujeres hermosas, se cansan de ser mirados; sienten la náusea de vivir continuamente bajo las miradas de los otros, y las miradas que devuelven van cargadas de su propia existencia: el vencedor es el que impone su mirada al otro."
Un día en la vida de Iván Deníssovich.
"El frío y la niebla le cortaban a uno la respiración. Desde las lejanas torres de control resplandecían dos grandes reflectores que cruzaban sus luces sobre toda la zona del campo. Las lámparas de la zona exterior y las del interior estaban encendidas. Las habían cargado tanto que eclipsaban completamente a las estrellas.
Los penados se apresuraron a ir en busca de sus propios asuntos: bajo sus polainas crujía la nieve; uno iba al retrete, otro a los depósitos, el de más allá a la recogida de paquetes, aquél otro a entregar cebada perlada en las cocinas privadas. Todos llevaban la cabeza cubierta, mantenían la chaqueta apretada contra sí y todos se helaban, no tanto por el frío en sí como por el pensamiento de tener que pasar todo el día con un frío semejante. Tatarin, sin embargo, en su viejo abrigo, atado con dos desgastados, cordones azules, marchaba con paso comedido y aparentemente no le importaba la temperatura."
Los penados se apresuraron a ir en busca de sus propios asuntos: bajo sus polainas crujía la nieve; uno iba al retrete, otro a los depósitos, el de más allá a la recogida de paquetes, aquél otro a entregar cebada perlada en las cocinas privadas. Todos llevaban la cabeza cubierta, mantenían la chaqueta apretada contra sí y todos se helaban, no tanto por el frío en sí como por el pensamiento de tener que pasar todo el día con un frío semejante. Tatarin, sin embargo, en su viejo abrigo, atado con dos desgastados, cordones azules, marchaba con paso comedido y aparentemente no le importaba la temperatura."
Ulises
"Un dolor, que no era todavía el dolor del amor, le roía el corazón. Silenciosamente, ella le había acercado en un sueño después de morir, con su cuerpo consumido, en la suelta mortaja parda, oliendo a cera y palo de rosa: su aliento, inclinado sobre él, mudo y lleno de reproche, tenía un leve olor a cenizas mojadas. A través de la bocamanga deshilachada veía ese mar saludado como gran madre dulce por la bien alimentada voz de junto a él. El anillo de bahía y horizonte contenía una opaca masa verde de líquido. Junto al lecho de muerte de ella, un cuenco de porcelana blanca contenía la viscosa bilis verde que se había arrancado del podrido hígado en ataques de ruidosos vómitos gimientes."
Las verdes colinas de África.
"En cierta época de sus vidas, los escritores suelen convertirse en líderes. ¿ A quiénes conducen? Poco importa. Si no tienen discípulos los inventan. Y es inútil que aquellos que han sido escogidos como discípulos, protesten. En este caso se los acusa de deslealtad... Hay otros que ensayan salvar su alma con 10 que escriben. Es un medio fácil. Otros, todavía se arruinan por la primera suma de dinero recibida, la primera alabanza, el primer ataque, la primera vez que descubren que no pueden escribir, o bien se asustan e ingresan a asociaciones que piensan en lugar de ellos."
El diario de Ana Frank
“Ahí está lo difícil de estos tiempos: la terrible realidad ataca y aniquila totalmente los ideales, los sueños y las esperanzas en cuanto se presentan. Es un milagro que todavía no haya renunciado a todas mis esperanzas, porque parecen absurdas e irrealizables. Sin embargo, sigo aferrándome a ellas, pese a todo, porque sigo creyendo en la bondad interna de los hombres.”
Un diario de Rusia.
"Fuimos al patio y nos lavamos, y al momento la cena estaba servida. Mamuchka es una cocinera muy famosa en el pueblo, y realmente muy buena. Sus comidas eran increíbles. La de aquella noche comenzó con vasos de agua llenos de vodka, pepinillos y pan negro casero, y shashlik ucraniano que Mamuchka hacía muy bien. Había un gran cuenco de tomates y cebollas y pepinos; había tortitas fritas llenas de cerezas amargas, sobre las que se vertía miel, un delicioso plato nacional. Había leche fresca, y té, y después más vodka. Comimos demasiado. Comimos las pequeñas tortitas de cereza y miel hasta que se nos salieron los ojos de sus cuencas."
Eclipse de sol.
Excerto do filme Fados, de Carlos Saura: "Casa dos fados".
Para Manuela y María.
Me gustan mucho estos marcapáginas y deben de tener un fondo editorial enorme.
ResponderEliminarBoa tarde desde a Alta.
Por lo que parece han publicado muchísimos clásicos.
EliminarA mí también me gustan mucho.
Apertas desde a Baixa.
Son sencillos, pero muy bonitos y, lo mejor, con un tamaño y diseño semejantes. Se agradecen los textos que acompañan a los mps
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Manuel. Sí, a mí también me gusta que los marcapáginas de las editoriales mantengan el mismo tamaño y un similar diseño.
EliminarApertas frías (en estos momentos 6º, y bajando)
Es una pasada ver los marcapáginas de las editoriales portuguesas, porqué aunque diga libros do Brasil, creo que es portuguesa. ¿no?
ResponderEliminarMontse
Sí, es portuguesa. Creo que pertenece al Grupo Porto Editora (ya sabes, el pez grande se va comiendo los pequeños; al igual que lo del Penguin Random House en España).
EliminarUnha aperta.
A editora Livros do Brasil foi fundada em 1944 e faliu talvez no final do século XX. Acho que escolheram este nome para a editora porque tinha uma coleção Livros do Brasil que publicava autores brasileiros. Tinha outra coleção, Dois Mundos, onde saíram alguns dos livros de que há aqui marcadores. Li Hemingway, Steinbeck e Anne Frank em livros desta editora.
ResponderEliminarHá uns anos a chancela foi comprada pela Porto Editora (que fez muito dinheiro com livros escolares) e está a reeditar títulos antigos e títulos novos, mas não tem publicado autores brasileiros. Recuperou também as coleções Vampiro e Miniatura.
Boa semana!
Bela entrada!
ResponderEliminarAbraço.
Bom feriado!
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